La vida es un continuo caminar, una ambiciosa búsqueda del amor y de la felicidad, búsqueda que empieza en lo básico y primario y transcurre por senderos escabrosos e intrincados, llenos de errores y de aciertos, de amarguras y de dichas; de gozos y desgracias; de fracasos y de éxitos; de gloria y frustración.
Camino en el que vivimos experiencias excepcionales que hacen que el alma se sienta: algunas veces henchida de sabiduría, de gozo, de dicha y alegría; y otras veces abatida, cansada, desolada y desdichada.
Camino que al final de la existencia nos retorna al punto de partida, ¡pero ya no con el alma vacía!, para entonces y con suerte, es probable que hayamos descubierto la riqueza que encierran las cosas sencillas del día a día; quizá hayamos comprendido que la felicidad no es perfección, ni ausencia de dolor, ni de luchas; que tampoco se compone de grandes acontecimientos plenos de dicha y de gozo interminables, y menos aún de poseer grandes fortunas y ostentar poder mundano; a lo mejor al final del camino, tengamos por fin la certeza de que la felicidad es aprender a disfrutar intensamente en el presente, agradecidos de lo que se nos da en el día a día, y lo más importante: que la verdadera felicidad radica en aprender a amar, perdonar y compartir generosamente con los demás.
Seguimos aprendiendo dia a dia,, para mi no tiene fin
ResponderEliminarHola Maribel, si es un continuo aprendizaje que nunca termina
ResponderEliminarMe gusta el titulo, lo define todo... el camino de la vida....besoss
ResponderEliminarEso es la felicidad. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarClaro que sí, Lusa... ese es el camino.
ResponderEliminarUn abrazo.